
Ragueb Chain R..
Debatir con razones y argumentos los asuntos universitarios, permite poner cada cosa en su lugar y en su justa dimensión. Especialmente cuando se publican textos orientados a enumerar problemas en una larga lista tan reiterada y sin rigor.
Debatir con razones y argumentos los asuntos universitarios, permite poner cada cosa en su lugar y en su justa dimensión. Especialmente cuando se publican textos orientados a enumerar problemas en una larga lista tan reiterada y sin rigor.
La reflexión del Dr. Octavio Ochoa[1] –difundida a través del correo electrónico-, es exactamente como el la define un “...primer acercamiento al estudio...” (página 6), lleno de generalidades y lugares comunes, y de ideas poco novedosas.
Destinadas a servir de apoyo a la propuesta de Félix Báez, tres rasgos caracterizan a las opiniones del exdirector de Planeación de la Universidad Veracruzana. En primer lugar, pretende establecer que sus actividades y decisiones como funcionario son ajenas a los obstáculos que describe. Obstáculos que no detectó en su momento y que no operó para pensar, diseñar e implementar las soluciones que ahora propone. Sin rubor, afirma que la UV, “....arrastra vicios estructurales que no han sido afrontados, ni mucho menos resueltos, por las administraciones rectorales del período mencionado” (página10). La responsabilidad es de las “administraciones” en abstracto; parece ser que los funcionarios no existen y se olvida que formó parte relevante de tales administraciones.
En segundo lugar, al evadir su responsabilidad deja ver una concepción en la cual la inmovilidad y/o desarrollo de la Universidad ocurren al margen de sus actores. Se trata de “asuntos estructurales”. En su mirada la comunidad está ausente. Asume que los problemas son ajenos a la participación o resistencia de maestros, alumnos y/o funcionarios. Por ello, le resulta complicado entender los obstáculos, explicar en su justa dimensión los problemas y proponer rutas viables de solución.
Con esa perspectiva, opta por enlistar problemas y conclusiones sin sustento. A falta de argumentos, las “soluciones” parafrasean generalidades, publicadas y reiteradas muchas veces en revistas y discursos. Frases aplicables -eso sí- en cualquier tiempo, circunstancia o institución. Por ejemplo: “tomando en cuenta las fortalezas y debilidades ya identificadas, así como las incidencias que se detecten, se requiere emprender un cambio en las formas de trabajo y en los valores que deben regir las funciones adjetivas de la institución”(página 81). Vamos, como título de novela: sin novedad en el frente.
Son numerosos los ejemplos que puede uno escoger en esta parcial e interesada mirada, pero para muestra basta un botón. El problema : La UV tiene sólo 210 profesores de tiempo completo, registrados y reconocidos por el SNI; el 12.15% del total de PTC. La causa: es estructural ....la forma en que la UV ha contratado a sus profesores... 75 %, tienen su nombramiento como académicos de carrera docentes, dedicando la mayor parte de su labor y de su carga académica a los procesos de enseñanza aprendizaje. (página 42)
La falta de análisis conduce a soslayar a los actores; impide al Dr. Ochoa comprender el fenómeno. La bastaría con remitirse a la edad de los docentes y conocer un poco la Universidad Veracruzana, para darse cuenta que de 1,131 académicos de tiempo completo, el 65 %, tienen más de 50 años, y para suponer que se incorporaron a la universidad hace 20 o 30 años aproximadamente; es decir cuando el perfil y las actividades que predominaron en esos años se orientaban a la docencia. Es la época en que el Dr. Ochoa, el Mtro. Rafael Arias, el Dr. Monfort y muchos más, adquirieron el nombramiento de investigadores y se desempeñaron, los dos primeros, como funcionarios.
Insisto, el Dr. Ochoa realiza una descripción superficial; no ve ni va al fondo; carece de profundidad de análisis, y por lo tanto no acierta en las soluciones. Quizá una mirada con cierto detalle de su propio instituto -el IIESES- permita apreciar la falta de rigor de sus comentarios. Desde hace muchos años buena parte de sus 38 académicos de base y tiempo completo -sin señalar cuántos se encuentran comisionados o con licencia sin goce de sueldo-, tienen plaza de investigador, pero ninguno es miembro del SNI. Si percibe esto, entenderá que este bajo porcentaje de integrantes del SNI no es resultado de la forma de contratación (docente o investigador), más bien apunta a la edad del personal, a la época en que se incorporaron y al contexto en que lo hicieron. En resumen, también se trata de las personas, sus grados, sus capacidades e intereses. Así, actualmente el 30% de los miembros de SNI tiene plaza de docente. En contraste, Institutos como el de Investigaciones Histórico-Sociales, que también incorporó investigadores de TC hace muchos años, hoy destaca por su proporción de miembros del SNI, como resultado de que sus académicos optaron por la carrera académica. Esa es la diferencia.
Por otro lado, al Dr. Ochoa le parece poco el esfuerzo realizado por duplicar el número de profesores con perfil Promep (de 184 a 430 en 4 años) con lo que estamos hablando del 28% de los PTC. Escatima el esfuerzo y aprovecha para afirmar “no existen políticas ni procedimientos institucionales ...para diversificar ...la carga académica” (página 42), lo cual es un exceso, y refleja ignorancia y/o reiterada superficialidad en el análisis. No se entera de que los profesores reciben un estímulo anual por tener dicho perfil, que el Programa de Estímulos al Desempeño del Personal Académico lo reconoce y promueve; que la flexibilidad del MEIF permite a los investigadores incorporarse a la docencia y a la tutoría. Tampoco sabe de los montos y becas orientadas a la habilitación de los profesores. Todo ello, políticas y procedimientos para diversificar la carga de los académicos.
Por lo demás, habrá que explicarle que el problema del porcentaje de perfiles Promep no está en “las definiciones de las formas de contratación” establecidas en el Estatuto del Personal Académico y en el Contrato Colectivo de Trabajo. Mientras el Dr. Ochoa sostiene que tales definiciones “separan laboralmente las funciones sustantivas ...” (página 41), cualquier lector atento notará la correspondencia que existe entre el perfil Promep con las definiciones de docencia contenidas en el Art. 11 del Estatuto, que a la letra dice “Los académicos de carrera en funciones de docencia realizarán, además, como carga extraclase, tutorías grupales o individuales, asesorías a alumnos, proyectos de programas de sus materias, material didáctico y labores de investigación y extensión.”
El tercer rasgo del texto es la imprecisión, además de encontrar únicamente razones estructurales sin dar cuenta de las dinámicas y los contextos. Cuando no se analizan los procesos se acaba por no entenderlos. Si el Dr. Ochoa hace cuentas en su propio Instituto, notará que sólo 3 de sus 38 investigadores tienen perfil Promep, lo cual no es resultado de la definición de investigador contenida en el Estatuto, en su Art.12 que define como tal a “...quienes se dedican fundamentalmente a labores de investigación....además de las funciones señaladas al personal docente en lo que le sean aplicables.” Por tanto, no es el estatuto el que impide a sus colegas del IIESES obtener el perfil Promep. Todo parece indicar que carecen de la habilitación necesaria, tienen poco interés en la docencia y en la carrera académica. Es decir, se trata de investigadores que no responden al perfil que los debería definir.
Parece estar claro que ese “...balance de la carga académica que exige el cumplimiento de las características del perfil PROMEP, ha sido un proceso lento y azaroso.”(página 41) se asocia a los rasgos (edad, formación, capacidad e intereses) o falta de compromiso de sus colegas, mas allá de lo estructural, el estatuto y el contrato, como supone el Dr. Ochoa. Cuando opina que esta “problemática de fondo ...no ha podido ser resuelta por la administración y el gobierno universitario”, asume que es un asunto administrativo y de directivos, no entiende que fundamentalmente es un asunto de responsabilidad y compromiso universitario .
La reiteración, las generalidades y la ausencia de análisis de los problemas, acaba en el planteamiento de propuestas poco sustanciales. En consecuencia su contribución es discutible, muy poco puede aportar a implementar acciones orientadas a la mejora de la institución universitaria y a consolidar los avances que se reconocen aunque no detallan.
Está claro, los ex-funcionarios anclados en discursos añejos y una sesgada comprensión de la vida universitaria, difícilmente son una alternativa para definir y encauzar el rumbo de la Universidad Veracruzana.
[1] A doce años de la autonomía. Una reflexión crítica sobre el presente y el futuro de la Universidad Veracruzana

No hay comentarios:
Publicar un comentario