lunes, 27 de julio de 2009

México no ha sanado del autoritarismo


Pablo Delgado Rannauro

Los tiempos en que la sociedad esté invitada a participar van a estar muy lejanos, a menos que sucedan cambios en la forma de crear y administrar las leyes. Para ello necesitamos diputados y senadores patriotas y comprometidos con todo el pueblo de México, y no al servicio de la mafia gobernante.
Las instituciones que existen en el país están sedientas de buenos y eficientes políticos y gobernantes que tengan la cultura de vencer la desigualdad, la pobreza, el desempleo, la inseguridad, la falta de y mala educación; que tengan la capacidad de establecer programas sociales que vean por la salud de todos, que cubran la cesantes y la vejez; deben hacer la rendición de cuentas y mostrar transparencia en el manejo de los recursos; deben instaurar la revocación del mandato, el plebiscito, el referéndum, la iniciativa popular; exhibir el tabulador de salarios de los funcionarios públicos; deben eliminar la doble cobertura en las prestaciones de los gobernantes, la deficiente recaudación de impuestos, y otros tantos etcéteras.
El autoritarismo es muy eficaz para mantenerse en el poder. Para ello tienen su policía. No la que nos merecemos los mexicanos, sino la que han creado los políticos gobernantes para someter a cualquiera que se atreva a enfrentarse a su mafia del poder. Para ello inventan cargos por delitos inexistentes a sus adversarios políticos, y les aplican el terrorismo fiscal para obligarlos a que desistan de enfrentárseles y denunciarlos. Lo que les interesa a los políticos gobernantes es mantener un régimen corrupto y que gozar de impunidad.
El camino para sanar del autoritarismo del gobierno mexicano es la democracia. Para ello se creo el Instituto Federal Electoral (IFE) con la buena intención de mediar en la transición política que va del autoritarismo a la democracia. Entiendo por transición el periodo de tiempo que tarda pasar, un régimen político, económico y social, del autoritarismo a la democracia.
El IFE ya ha tenido su tiempo. Lo creó el gobierno por la disputa de 1988, cuando falló el sistema de la Comisión Federal Electoral y se impuso de presidente a Carlos Salinas de Gortari, despojando del triunfo al Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
El IFE se ciudadaniza en 1996. El 70% del padrón electoral votó en el año 2000. En el 2006 al IFE se le vuelve a enredar la pita y se cae el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Luis Mandoki, en el 2007, realiza la película “El fraude” y le preguntan si él es admirador de “AMLO” Andrés Manuel López Obrador, contestando que la realizó porque el único camino que tiene México para cambiar es por la democracia.
La Partidocracia realizó modificaciones en el 2008 al reglamento de la elecciones, al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), las cuales fueron retrógradas para la democracia y para que los grandes partidos oligopólicos fueran los que nombraran a los consejeros del IFE y así recuperar, por la vía legaloide y tramposa, el territorio que estaban perdiendo. Estas modificaciones prohibieron las candidaturas ciudadanas, modificaron las coaliciones para desaparecer a las fuerzas políticas emergentes, se repartieron los tiempos en los medios sin equidad, entre otros muchos atropellos a la democracia.
En la actualidad han ido bajando los participantes a realizar el sufragio, para llegar a ocupar cerca del 40% de la población electoralmente activa en las elecciones intermedias del 2009. La partidocracia y los formatos de los procesos electorales del IFE están reprobados por los que se abstienen, por los votos nulos y por los votos en blanco. Los mexicanos ya no queremos actores políticos en el IFE que traicionen a la democracia.
Digo que también son traidores a la patria porque permiten que los topes a los gastos de campaña se rebasen, que se compren los votos de manera vil y descarada, que el gobierno use su poder para manipular las mesas directivas de casillas, que sometan a los trabajadores y todo lo que tiene que ver con las instituciones del estado, porque permiten que los programas de gobierno los utilicen para realizar propaganda a sus partidos ya sean estatales o federales.
El tratamiento que le debemos a dar al IFE, en mi opinión, es el siguiente: Cero pesos a los partidos políticos para sus campañas electorales. Ya no queremos ver a consejeros electorales afines a algún partido político y trabajando después de su encargo en el gobierno en turno, hasta que pasen por lo menos 6 años.
En igualdad de condiciones todos los candidatos deben ser publicitados por el IFE, por diferentes medios como cartas a los domicilios del padrón electoral, en las cuales se de a conocer el currículum de los candidatos y se digan los trabajos, compromisos sociales y en que han desempeñado sus servicios; que por cada 20 seccionales se coloquen carteleras para que el mismo IFE presente a los candidatos; que en la radio y TV se difundan los mismos spots para todos, en fin, que todo que sea igual para todos los candidatos de los diferentes partidos políticos.
Habría por todo ello beneficios. En primer lugar se tendría un ahorro económico muy importante y, en segundo, el actor político que no tenga trabajo previo, estaría sin ninguna oportunidad de ser servidor público de representación popular; en tercer lugar se abriría un lugar a la participación ciudadana, en cuarto lugar los mexicanos nos sentiríamos orgullosos de pertenecer algún partido político, y no como ahorita que es penoso ver a los políticos.
De esta manera, con estos cambios señalados, le daríamos un nuevo rumbo a la nación, para el bien común para todos los mexicanos.

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